La vida de los seres humanos es altamente compleja. En un periodo finito de tiempo, los humanos establecen conexiones entre sí mismos, su ambiente, y sus propias ideas, todo sumando al efímero fenómeno que es la vida.
Parte de la existencia humana, más bien, de la existencia como ser vivo, es la conciencia del hecho que la muerte es certera para todos. En vista de esto, los seres vivos poseen una tendencia a la preservación, ya sea a nivel de especie, lo cual implica la formación de nuevas generaciones para perpetuar el material genético, o a nivel de individuo, que implica preservar la integridad propia, y en el caso de los humanos, perpetuar el conocimiento y la experiencia en el tiempo(i).