Al discutir sobre la crisis ambiental actual nos referimos indudablemente al cambio climático. El calentamiento global que ha desencadenado sequias e incendios de gran calibre, la contaminación del mar y la tierra, el smog extremo, el derretimiento de los polos y la extinción de especies, ha generado que, a nivel político y mediático, la discusión ambiental se enfoque principalmente al cambio climático, y por ello las principales medidas ambientales apuntan a reemplazar las energías fósiles por energías renovables ya sea hidroeléctricas, eólicas y solares. Es por esto, que en la opinión pública se ha instalado la idea de que la crisis ambiental es sinónimo del cambio climático y que la solución es avanzar hacia energías más limpias para dejar de contaminar (1). Sin embargo, esta idea sobre la crisis ambiental deja de lado un problema que es igual de crítico, la sobreexplotación de recursos naturales.