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Consumo de drogas y aprendizaje

26 septiembre, 2014

ANTONIA CASTRO, ESTUDIANTE PEDAGOGÍA EDUCACIÓN BÁSICA UFT

El aprendizaje es un complejo proceso que nos confiere identidad como individuos, implica una transformación de nuestra concepción de la realidad, que se traduce en nuestra conducta y en nuestra toma de decisiones, cuyo fin es permitirnos adaptarnos de la mejor manera a nuestro medio, pero no todos los aprendizajes cumplen con este objetivo y pueden incluso resultar perjudiciales para el resto del desarrollo normal de un individuo. En este sentido el consumo de drogas se puede considerar tanto como una adicción como un aprendizaje.

En este artículo analizaremos el consumo como aprendizaje. Desde el punto de vista de la Educación este aprendizaje nocivo, se inicia en el modelamiento de conductas dentro de las mismas familias o del grupo social al cual se pertenece, asimilándose como una conducta “normal” y hasta necesaria para incorporarse a ciertas dinámicas sociales, involucrando además en esto un proceso de asociación de estímulos positivos que refuerzan la conducta de consumo.

Lo grave en este sentido es según lo escrito en el en el ensayo de “Adicciones y memoria”1 se señala la adicción como un aprendizaje patológico, que usurpa los procesos neuronales que normalmente sirven al aprendizaje de respuestas gratificantes o recompensas. En otras palabras mediante el consumo de drogas las personas se ven limitadas de aprender otros procesos necesarios para su adaptación, quedando desprovistas de otros mecanismos para enfrentar los problemas, quedando así limitadas a esta dependencia química y psicológica.

De manera más especifica es importante destacar que el consumo de drogas implica un daño considerable en procesos neuronales que tienen directa relación con la disminución de las capacidades de aprender, afectando el rendimiento académico de los jóvenes, en un estudio realizado para evaluar los efectos del consumo de marihuana en funciones cognitivas como la memoria, atención y estrategias de resolución de problemas, trabajaron con una muestra de 304 alumnos de 3 colegios: uno municipalizado de la comuna de Recoleta, un colegio particular subvencionado de Maipú y un colegio particular de la comuna de Las Condes, de los cuales la mitad sólo consumen marihuana y los otros fueron el grupo de control.Con este fin se utilizó la Figura Compleja de Rey, el Test de Benton y la memoria de palabras (Rey), que evalúa memoria verbal inmediata.

En este estudio se observó un efecto significativo del consumo de marihuana sobre las funciones cognitivas evaluadas. También en el mismo estudio se hizo evidente una relación entre el consumo de esta droga y su expectativa a futuro de ambos grupos es claramente diferente: sólo 21% de los jóvenes consumidores cree que van a tener estudios universitarios, en comparación de 43% de los que no consumen2.

Así el consumo de marihuana, afecta las funciones de atención, memoria y concentración necesarias para el aprendizaje, de modo que perpetúa el círculo vicioso de menor rendimiento, menor autoestima y mayor probabilidad de deserción. Dado que el inicio del consumo esta siendo a una edad cada vez más precoz, por esto la forma de reaccionar ante este problema en los colegios se hace cada vez más relevante, actuando principalmente desde el marco legislativo, en el que la ley de Alcohol y drogas, ley 20.000 obliga a denunciar cuando existe sospecha o consumo en establecimientos educacionales.

Junto con lo anterior, al entender el consumo de drogas como un aprendizaje perjudicial se debe resaltar la importancia que debe tener la labor de prevención, siendo necesario no sólo una adecuada y oportuna entrega de información de los riesgos de su consumo (siendo entonces necesario a nivel país una mayor inversión en estudios con respecto a sus efectos, junto con un adecuado seguimiento para tener nociones más certeras de sus efectos a largo plazo), sino también de un plan efectivo de atención a ese aprendizaje nocivo con una adecuada educación que otorgue a los jóvenes herramientas personales para no tener que recurrir a las drogas como una opción para sentirse aceptados ni para solucionar sus conflictos.

Referencias:

1.- “Adicciones y memoria”, (2011) Alejandra G Huerta Rivas, Silvia L Cruz Martín del Campo. Mediagraphic. Vol. VI Número 2-2011: 69-77.Reuperado en:

www.medigraphic.com/pdfs/residente/rr-2011/rr112b.pdf

2.-Anneliese Dörr.(2007).Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago Chile. Recuperado en : www.mednet.cl › Portada › Medwave › Actas de Reuniones Clínicas.