POR DIEGO ZÚÑIGA, ESTUDIANTE DE PERIODISMO UFT
Según el estudio Atlas de Mortalidad realizado por la Universidad de Talca en 2013, el alzhéimer es la tercera causa de muertes en Chile. Otro dato que arroja la investigación es que la Región Metropolitana concentra el 49% de los casos a nivel nacional. Cómo cada comuna se hace cargo de esta cifra demuestra la forma en la que esta enfermedad, según diversos factores, afecta a los adultos mayores. Un ejemplo de ello es La Pintana, cuyo número de pacientes no es el más alto pero sí donde la pobreza es un aspecto que empeora y dificulta cada caso.
Desarrollé un reportaje sobre “Vínculos”, programa social de la Municipalidad de La Pintana que se encarga de casos de adultos mayores con alzhéimer y que viven en situación de abandono y extrema pobreza. Luego de haber acompañado al equipo de esta iniciativa a ver cómo trabajaban, a las casas que visitaban, me di cuenta que la humanización de la salud es un concepto que va más allá de un pabellón, una camilla y un delantal blanco. En el caso del alzhéimer está en acompañar y cuidar, e incluso, en cómo un adulto mayor es atendido en una farmacia cuando tiene que comprar sus remedios. Reporteando este tema, concluí que la “humanización” no es concepto que competa solo al área de la salud sino que es un desafío que involucra a toda la sociedad.
Programa “Vínculos”
Según datos del estudio de la Universidad de Talca en conjunto con el INE, en Chile hay 2.585 casos de alzhéimer de los cuales 1.267 corresponden solo a la región metropolitana. La Pintana posee 142 pacientes, una cifra menor a otras comunas como La Reina con 201 casos e Independencia con 230. Una investigación de la Universidad de Cambridge[i] avala, mediante la “Teoría de la higiene”, que las condiciones socioeconómicas no son una causa del alzhéimer. Entonces, si el nivel de vida no provoca directamente esta enfermedad ¿podría ser la pobreza un factor que empeore el desarrollo de este trastorno? Matías Jaramillo, sociólogo de la Universidad de Chile, aborda una explicación: “El alzhéimer en sí mismo margina al individuo que lo padece. Cuando hay falta de apoyo, dinero y otros recursos, esta marginalidad se vuelve peor”.
La Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO) de la Municipalidad de la Pintana está ubicada en Porto Alegre 12537, en la Población Pablo de Rokha. Esta comuna es la primera en institucionalizar en su municipio la Oficina del Adulto Mayor, es decir, en crear un organismo autónomo que atienda temas relacionados a la tercera y cuarta edad. “Aquí no se trata de hacer solo talleres y pegar afiches de ‘Pasamos agosto’. El adulto mayor es una persona que abordamos desde todos los ángulos”, explica Iris Seguel, directora del departamento.
El programa Vínculos lleva nueve años funcionando en la Oficina del Adulto Mayor. El objetivo principal de esta iniciativa es integrar en todas sus redes a los adultos mayores en situación de extrema pobreza o abandono. El programa tiene tres áreas en donde se dividen las actividades: Tiempo Libre, en donde hay talleres de recreación, educativos, culturales y entretenimiento; Emprendimiento, área que potencia mediante la entrega de un Capital Semilla la creación de pymes de adultos mayores de la comuna. Y por último, y quizás la más demandante, la Ayuda Psicosocial. Esta es una instancia de intervención en donde un equipo interdisciplinario va a la casa del adulto mayor y realizan un tratamiento y mejora de las condiciones en las cuales se encuentre. “Todas las áreas son un desafío constante. Pero sin duda, el que más te deja curado de espanto es el de Ayuda Psicosocial. Ahí sí que como equipo nos ha tocado ver y vivir cosas duras”, dice Seguel.
Vínculos no se crea como una iniciativa para contrarrestar los efectos del mal de alzhéimer, específicamente. El fenómeno que ocurre es que en el área de Ayuda Psicosocial, se presentan en su mayoría casos asociados a esta enfermedad o la demencia senil. El equipo que va a terreno está integrado por seis mujeres: cuatro trabajadoras sociales y dos terapeutas ocupacionales. Les ha tocado enfrentarse a muchas cosas. Mal de Diógenes, abandono, adultos mayores que no tienen servicios de luz ni agua por orden de no pago e incluso, casos de abuso sexual, son parte de la realidad a la cual estas profesionales se enfrentan a diario y que hacen del alzhéimer una lucha implacable.
Este programa es la prueba de cómo con pocos recursos se puede hacer mucho. Y pese a que sea valorable, esto no debiese ser así. “Se entiende que la Municipalidad destine el dinero en otras cosas, porque la comuna también tiene otras necesidades. Pero aquí en Vínculos es como trabajar con el vuelto del pan. Si tuviésemos más podríamos abarcar más, ayudar más”, dice Iris Seguel.
La intervención que realiza el área de Ayuda Psicosocial se ve en acciones como acompañar a los adultos mayores a ir al supermercado o a la farmacia, ordenar sus casas, e incluso recordarles cómo usar una llave o utilizar el baño. Cada vez que el equipo recibe un llamado con algún caso, ellas salen preparadas. Llevan sus cuadernos y lo anotan todo. No quieren olvidar nada porque el olvido es sinónimo de desaparecer. Sobre todo el alzhéimer.
Es por esto que como sociedad no debemos olvidar que tenemos una deuda con estos adultos mayores. El abandono, las malas jubilaciones y la falta de acompañamiento, son un reflejo del enorme desafío que hay respecto a la humanización de la salud.