Una delgada línea separa al suicidio asistido de la eutanasia, en el primero se ayuda al suicida en la entrega de la sustancia letal que se toma conscientemente. Mientras que la eutanasia puede ser voluntaria o involuntaria, y es el médico quien tiene mayor rol ya sea suministrándole la pócima para fenecer o suspender los medios que lo mantienen con vida como desconectarlo de una máquina.
Entre los argumentos que se dan a favor y en contra del suicidio asistido podemos distinguir entre quienes abogan por este, señalan que es un derecho humano morir cuando se quiera por tratarse de un asunto de la libertad individual y autonomía. Del mismo modo en que las personas eligen con quién casarse, cuántos hijos tener, también poner término a su vida, especialmente cuando están enfermos y padecen dolor, en que lo más seguro es que morirán pero con los avances de la medicina se prolonga la vida lo que no se condice con la calidad de esta. En contra del suicidio asistido el derecho generalmente ha tomado una postura pro-vida, prohibiendo que alguien ayude en su ejecución. En este sentido es deber del Estado tratar a los enfermos y protegerlos, dado los costos en salud, está el riesgo que sea una forma de deshacerse de los enfermos para disminuir los gastos. Los pobres estarían más desprotegidos al disponer de menos recursos para tratamientos paliativos, por lo que serían presa fácil del suicidio asistido. En cuanto a las religiones algunas se oponen, como el catolicismo ya que Dios es quien da y quita la vida. Respecto del Juramento Hipocrático que realizan los profesionales de la salud dictamina que: “Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo.” Ello da la razón a los adversarios del suicidio asistido, pero sus contrincantes señalan que este ha cambiado conforme a los tiempos, por ejemplo antes prohibía que las mujeres estudiaran medicina.
Si bien Holanda y algunos estados de Estados Unidos (Oregón, Washington, Vermont) permiten el suicidio asistido tiene la limitante que solo sea por médicos, estudiaremos el caso de Suiza ya que no solo lo practican profesionales de la salud y no se restringe a sus nacionales. El suicidio en Suiza históricamente por su tradición Cristiana fue visto como un pecado, ya en el siglo XVII y XVIII comienza a haber una mayor liberalización, en el XIX predomina la idea que es una decisión personal y muchas veces atribuidas a la enfermedad de la depresión, por lo que no merece castigo público dejando de ser penada por la ley. El año 1943 en el artículo 115 del Código Penal se establecieron los requisitos para el suicidio asistido. No puede existir presión del que auxilia en el suicidio, de ser así se trataría de un asesinato premeditado. Distinto es que le entregue las sustancias y sea el suicida libre y conscientemente que lo ingiera. Tampoco puede haber motivos de egoísmo del ayudante: financieros, profesionales o afectivos. No es válido que lo auxilie a matarse para después casarse con su señora. Es relevante que el suicida sea capaz mentalmente, lo que excluye a los menores de edad.
En Suiza como indicamos anteriormente dos instituciones se dedican a prestar el servicio: Dignitas y Exit, nos enfocaremos en la primera pues a diferencia de la otra, recibe extranjeros. En el folleto de Dignitas se presentan como una asociación creada en 1998 cerca de Zurich cuya misión es brindar asistencia al suicidio con dignidad. En este sentido aconsejan a los pacientes, asistencia médica y legal, los acompañan en este proceso junto a sus parientes. Son candidatos aquellos diagnosticados con una enfermedad incurable, gran dolor y severas discapacidades, siempre que tengan plena capacidad de discernimiento. En ese caso les entregan un barbitúrico que toma el paciente y tras quedarse dormido unos minutos después perece. Generalmente los residentes en Suiza reciben la dosis en sus casas, mientras que Dignitas facilita una instalación para los extranjeros. Entre los motivos por los que ejerce su misión señalan que el suicidio debiera dejar de ser un tema tabú, muchas personas fracasan en su suicidio ocasionándose perjuicios. Ellos asisten a extranjeros porque no sería válido discriminarlos en su opción por no ser suizos. Personas con problemas mentales como depresión o esquizofrenia no significa que necesariamente carezcan de poder de discernimiento, lo mismo se aplica a personas sanas que deciden acabar con su vida que le resulta ardua por la avanzada edad. Declara que no hay motivos racionales para ser paternalistas con ellos.
Recientes estudios revelan que ha aumentado el número de turistas que viajan a Suiza para suicidarse sin padecer de enfermedades terminales. La edad promedio es de 69 años, 60% son hombres, entre el año 2008 al 2012 fueron 611 extranjeros el 44% de Alemania y el 21% de Gran Bretaña. La principal causa con un 47% son enfermedades neurológicas pocas de ellas terminales, por cáncer un 37%, un 25% enfermedades reumáticas, el 3% por enfermedades mentales. El que no sean tan seniles los recurrentes, ni se encuentren en una etapa terminal se explica porque es necesario que aún puedan movilizarse para realizar el viaje
Son varios los casos de pacientes que acuden al suicidio asistido, es difícil encontrar uno paradigmático, cada cual posee una particularidad e historia personal diferente. Lo que tienen en común es la presencia de algún tipo de discapacidad o dolor, saben que van a morir, pero no cuándo y no desean seguir empeorando. Deben mantener alguna capacidad de movilidad tanto para el viaje como para tomar el medicamento. En definitiva una defunción digna que ellos decidan y acompañados de sus seres queridos. Éticamente es un asunto cuestionable, por una parte el derecho a la libertad y la autonomía personal, por otra el valor de proteger la vida. En la práctica de validarse el suicidio asistido, entre los principales peligros es que se empleen contra una población desvalida sin su consentimiento. Por otro lado, tampoco se podría obligar a la gente a vivir una vida que no desea y quiere una muerte digna. Dejamos abierto el debate de lo que seguramente pronto será un tema en boga en Chile.
[i] “Assisted Suicide Under Swiss Law”, en European Journal of Health Law, vol. 12, Nº 1, 2005, p. 26 (consultado en EBSCo el 18 de Marzo de 2015)