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Excesos potenciales de la Ingeniería Genética

9 noviembre, 2015

POR ANTONIA CASTRO. ESTUDIANTE DE PEDAGOGÍA BÁSICA, U. FINIS TERRAE

La cultura humana responde en adaptación al medio, así a lo largo de los siglos la humanidad ha cambiado sus paradigmas según la información que maneja. La concepción de sociedad varía en virtud del conocimiento adquirido para adaptarse al medio.

Somos un reflejo de lo que logramos entender y lo que concebimos como verdad, desde esta perspectiva, la información es sin duda un factor vital a la hora de analizar el comportamiento social. Actualmente vivimos en época en la que el acceso a cualquier tipo  información es prácticamente ilimitado e instantáneo, esto abre nuevos cuestionamientos en cuanto al manejo de la misma y la responsabilidad sobre ella, estas interrogantes resultan aún más urgentes de clarificar en ámbitos relacionados  con el uso la información genética debido a las múltiples dimensiones en las que puede llegar a repercutir, así la gran pregunta que surge es ¿de quién es la responsabilidad de establecer límites para la aplicación de un conocimiento que en sí mismo no tiene límites? .

Este  conocimiento surge a partir del trabajo de Gregor Mendel, monje Moravo quien por medio de su trabajo a medidos de 1.800,  amplió las capacidades humanas de intervenir sobre  la naturaleza de una manera nunca antes vista, dándose inicio  en 1973 a la ingeniería genética, al conseguir trasplantar material genético de un organismo a otro.

La lista de organismos creados a medida -y patentados- se amplió año tras año: una bacteria que devoraba el petróleo (1980), ratones que pesaban el doble de lo normal (1982) o un tomate con el proceso de maduración ralentizado (1987). Con la oveja Dolly, se popularizaron los clones, organismos genéticamente iguales a otro.

En 2003 se consiguió el desciframiento completo del genoma humano, la cadena de ADN que contiene nuestras instrucciones genéticas (1)

Se puede decir que la ingeniera genética ha avanzado de manera exponencial durante las últimas décadas perfeccionando técnicas para: aislar a los genes, modificar a los genes para que funcionen mejor, preparar a los genes para que sean insertados en nuevas especies y para desarrollar transgenes, existiendo tres categorías para clasificar las posibles combinaciones (aquí la palabra “animal” se refiere a no humano):

Combinaciones planta-animal-humano,

Combinaciones animal-animal; y

Combinaciones animal-humano. (2)

Este desarrollo se ha aplicado en múltiples maneras, desde la agricultura al crear  girasoles que poseen resistencia al moho, algodón que resiste el daño de los insectos, arroz con niveles elevados de vitamina A, un tipo de jitomate que se conserva en buen estado por más tiempo etc, y en  la medicina en  la fabricación de medicinas (farmacogenómica)  y actualmente se estudia las posibilidades del uso de órganos de cerdos como trasplantes para humanos, xenotrasplantación junto con el uso médico de otros animales transgénicos y en la medicina genética personalizada, una nueva forma de hacer medicina muy en boga en países del Norte y Europa, que permite conocer a través de la extracción de material genético de nuestras células, las enfermedades susceptibles de desarrollar así como el perfil metabólico de un paciente, entre otros datos.(3) y en otros ámbitos como en  el diagnóstico de paternidad biológica y otros tipos de parentesco, identificación de sospechosos por comparación de vestigios biológicos en procedimientos penales,Identificación de individuos post-mortem.

Aun teniendo en consideración  estas  múltiples aplicaciones, no somos todavía capaces de dimensionar el  real alcance que posee este conocimiento que sin duda cada día más condicionará nuestra forma de vida, algunos autores como Ana Victoria Sánchez Urrutia, profesora de Derecho Constitucional y miembro del Observatori de Bioètica i Dret en la Universidad de Barcelona. España, quien nos alerta de que “…la información genética, mal utilizada, puede afectar la intimidad personal y familiar, generando, incluso, discriminación” y en consecuencia, los datos derivados del genoma de una persona y de su familia son confidenciales y deben estar sujetos a medidas de seguridad adecuados…”(4) Tanto es así que la EEOC hace cumplir el Título II de la Ley de no Discriminación por Información Genética de 2008 (GINA, por sus siglas en inglés), que prohíbe la  discriminación en el empleo basada en la información genética en Estados Unidos (5) .Pese a estos resguardos la posibilidad de que en ámbitos como la educación no  existan determinismos derivados de la información genética  es baja, siendo necesario reforzar todavía más la confianza en la capacidad de aprendizaje de todas las personas,  por ser este un factor clave si se desea el logro de una cohesión social.(6)

Y aunque actualmente los procedimientos usados para experimentar son aceptados como normales, por el general de la sociedad, también hay  quienes simplemente se oponen  a los organismos genéticamente modificados  como los científicos Jeremy Rifkin y Stuart Newman, buscando despertar el debate sobre los posibles excesos y peligros potenciales de esta tecnología, se preguntan:

¿Estamos borrando o alterando las líneas entre las especies al crear combinaciones transgénicas?

¿Cuáles son los riesgos conocidos asociados a la transgénica?

¿Cuáles son los efectos ambientales a largo plazo cuando los transgénicos son liberados en el medio ambiente?

¿Qué controles y revisiones éticas, sociales y legales deben ser impuestos sobre este tipo de investigación?

¿Manipulará la sociedad los rasgos genéticos de los niños acentuando así las diferencias sociales y la discriminación? (7)

Así podemos decir que como nunca antes tuvimos tal capacidad de intervenir sobre la realidad como ahora, los nuevos conocimientos que manejamos nos plantean un sin número de posibilidades, un verdadero poder que  exige lo mejor de nosotros, pues hoy nuestra voluntad se impone sin límites sobre nuestras propias vidas y la de otras criaturas, de ahí el peligro de que el egoísmo que mira siempre por sus propios intereses, termine por imponerse y las diferencias sociales, la discriminación y los determinismos se agudicen cada día más.  Por tanto la responsabilidad no puede ser solo de quienes crean las nuevas tecnologías, sino también de cada uno  como usuarios conscientes de los infinitos avances del conocimiento, seamos capaces de poner un límite que resguarde nuestra dignidad humana y la integridad del medio ambiente.

Referencias:

1) www.historiaybiografias.com/genetica/ (Recuperado 30 de septiembre del 2015).

2) www.actionbioscience.org/esp/biotecnologia/glenn.html (Recuperado 30 de septiembre del 2015).

3) www.guioteca.com › Ciencia (Recuperado 1 de octubre del 2015).

4) Sánchez Urrutia, A. V. (2002). Información genética, intimidad y discriminación. Acta bioethica, 8(2), 255-262.

5) www.aflcio.org › En Español › Sus derechos en el trabajo (Recuperado 30 de septiembre del 2015).

6) Tedesco, J. C. (1999). Educación y sociedad del conocimiento y de la información. Memorias del Encuentro Internacional de Educación Media. Bogotá: Secretaría de Educación de Bogotá

7)  www.actionbioscience.org/esp/biotecnologia/glenn.html (Recuperado 30 de septiembre del 2015).