Es así como surge el problema de las horas-pantalla, es decir, la cantidad de horas diarias dedicadas a la revisión de los dispositivos móviles, que podrían ser utilizadas en otras actividades como hacer deporte, disfrutar al aire libre o simplemente compartir más con la familia durante una comida.
Con el fin de analizar dicho fenómeno, hemos realizado una encuesta anónima a 48 estudiantes de distintas universidades y carreras, que posean un smartphone. Las variables estudiadas fueron edad, momentos y situaciones de uso del dispositivo, aplicaciones descargadas, frecuencia con la que utilizan su smartphone, qué es lo primero que hacen cuando tienen tiempo libre y la importancia que consideran que tienen los smartphone en las actividades de la vida diaria.
Resultados de la encuesta
77,2% de los encuestados tienen entre 18 y 21 años, por lo que la mayoría de los estudiantes involucrados son de las generaciones más jóvenes del mundo universitario, mientras que apenas un 22,8% supera los 21 años. Respecto al momento en el cual nuestros encuestados utilizan su dispositivo móvil, cuatro opciones superaron el 70% de los encuestados: cuando reciben un mensaje, cuando están aburridos, cuando quieren averiguar información y cuando desean revisar su correo electrónico. Por esto, se observa una especie de dualidad respecto al uso del smartphone, tanto para el ocio personal, como para actividades de potencial académico.
También se preguntó en qué situaciones sacaban su smartphone, a lo que respondieron sobre el 75% en clases, al estar compartiendo con amigos, al estar en el baño y al estar haciendo filas (en bancos, atención a clientes, etc.). El 15% utiliza su teléfono en el cine y un impresionante 20%, aproximadamente, al estar manejando. Cada una de estas situaciones refleja un problema diferente. Por ejemplo, el hecho de que se utilice el celular en clases en vez de prestar atención, toma importancia en la calidad de la formación profesional del individuo, pues al estar distraído puede perderse enseñanzas clave impartidas por el docente que no se encuentren en los textos. Si el uso del smartphone en clases fuese excesivo, podría incluso perderse la finalidad de ir a clases.
Respecto al uso del dispositivo en el baño, llama la atención la forma en la que hasta los espacios más pequeños de tiempo libre se utilizan para atender el celular, además del claro aspecto sanitario que se ve involucrado. El baño no es un lugar aséptico, independientemente de su aseo regular, por lo tanto, no es sabio utilizar el dispositivo móvil allí, debido a que se contamina. Los smartphone en sí mismos llevan bacterias y suciedad (3), por lo que su uso en el baño potencia su carga bacteriana. Esto adquiere importancia en los estudiantes del área de la salud, pues es frecuente el uso de aplicaciones en la práctica para hacer cálculos y revisar guías clínicas. El daño potencial deja de ser para el estudiante exclusivamente y pasa a ser para el paciente. Esto se enseña en medicina y permite categorizar de forma negativa a aquellos que usen el celular en su baño y en campo clínico.
Tal vez más importante aún es la forma dramática en la que ha impactado la forma en la que nos relacionamos, véase el alto porcentaje que asegura ver el teléfono incluso cuando está en actividades sociales con amigos (87,5%) o con la familia (60,4%). El uso del smartphone contamina los momentos para establecer relaciones interpersonales, ya que la distracción que genera interrumpe el proceso comunicativo presencial (4). Lo más interesante de esto es la paradoja que ocurre, ya que aunque estén fallando en el acto de socializar en persona, puede que estén simultáneamente socializando de forma virtual, por lo que el acto social en sí no desaparece.
Finalmente, se puede extraer de esta parte de la encuesta, lo impactante que es el porcentaje que asegura ver el teléfono aun cuando está manejando. Aunque sea relativamente bajo respecto a las demás opciones (18,8%), no se convierte en un porcentaje despreciable. No es necesario hacer un estudio para poder asegurar el peligro que corresponde a distraerse con el teléfono al momento de conducir. Si este conductor no se hace daño a sí mismo, muy probablemente termine haciéndoselo a alguien más. Existen diversas campañas para evitar el uso del celular al conducir, tales como “Face” creada por la ONU, “El riesgo al alcance de un click” y “La última clase” de la Securité Routière, los investigadores de la primera aseguran que solo cinco segundos de distracción equivalen a 70 metros, “Esto pasa cuando desvías la mirada” del DDB Letonia, entre otras importantes campañas de seguridad vial que han aparecido debido a que esta conducta puede ser letal para varias personas y es evitable.
100% de nuestros encuestados tienen WhatsApp en sus celulares y un 89,6% tiene Instagram, plasmando la predominancia de las redes sociales. Spotify, Facebook y Uber varían en un 65-67% de los encuestados.
Posteriormente, se preguntó por lo primero que hace el estudiante encuestado al terminar de estudiar o trabajar, a lo que el 50% exacto respondió que ve el celular, 25% come algo y el 25% restante se reparte en otras actividades, como ver televisión, buscar a alguien con quien conversar, salir a caminar o usar otros dispositivos como PlayStation o computador.
Esta información complementa la anterior, ya que se observa que la mitad de los encuestados aprovechan su primer espacio de tiempo libre para revisar su teléfono, en vez de realizar cualquier otra actividad que no involucre sumergirse en el mundo virtual. El estudio es una actividad que encierra a la persona, similar a lo que ocurre cuando se está utilizando el smartphone, por lo tanto, el individuo prolonga su encierro y se limita del mundo que lo rodea, limitando incluso satisfacciones físicas como comer, salir a respirar aire puro, buscar a alguien con quien conversar o, por último, estirar las piernas.
Luego, se consultó a los encuestados si consideran imprescindible tener un celular para satisfacer las necesidades de la vida diaria, afirmación con la cual el 72,9% estuvo de acuerdo.
Específicamente, en cuanto a la temática de las horas-pantalla, el 41,7% de los encuestados revisa la cantidad de horas que le dedican a su celular al día, y de ellos, el 82,6% afirmó que le dedica más de 2 horas diarias a la revisión de su smartphone por distintos motivos.
El dato impacta, dos horas es tiempo suficiente para realizar múltiples actividades que mejoren la calidad de vida del estudiante, como por ejemplo todas aquellas alternativas dadas en la quinta pregunta de este artículo (dormir, comer, salir a caminar, etc.), demostrando que el tiempo consumido va más allá de las etapas de descanso post-estudios, llegando a la vida diaria. Esto también tiene un impacto sobre las relaciones interpersonales del estudiante, ya que en dos horas puede interactuar con gente que está presente en ese mismo momento, ya sea teniendo una buena conversación o compartiendo un buen momento realizando actividades que disfruten, sin embargo, en este punto sigue presente la paradoja mencionada anteriormente, ya que mientras el individuo se aísla de quien está cerca en ese preciso instante, se acerca a alguien que se encuentra lejos.
A modo de conclusión, se puede asegurar que la encuesta demostró que hay estudiantes universitarios que tienen un problema con el exceso de horas-pantalla, dado que, entre otras cosas, utilizan el smartphone en actividades no académicas (jugar, ver fotos, matar el aburrimiento, etc.), en situaciones o lugares no apropiados (en el baño, manejando, en actividades sociales) y malgastan el tiempo libre que podría usarse para actividades más sanas (compensar sueño, comer, hacer ejercicio), todo lo cual incide en el estado de salud y de un buen rendimiento. Como todos los excesos, las horas-pantalla repercuten directamente en la vida y el desarrollo personal de estudiantes chilenos, por lo cual se convierte en un tema de cuidado para estas y las próximas generaciones.
Referencias
1. Molina, A, Roque, L, Garcés, B, Rojas, Y, Dulzaides, M, Selín, M. El proceso de comunicación mediado por las tecnologías de la información. Ventajas y desventajas en diferentes esferas de la vida social. Medisur. 2015; 13( 4 ): 481-493. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-897X2015000400004&lng=es.
2. Informe anual Mobile Economy de la GSMA disponible en https://www.gsma.com/mobileeconomy/
3. Muñoz, J, Varela, L, Chávez, P, Becerra, A, Moreno, M. Bacterias patógenas aisladas de teléfonos celulares del personal y alumnos de la Clínica Multidisciplinaria (CLIMUZAC) de la unidad Académica de Odontología de la UAZ. Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, vol. 31, núm. 2, abril-junio, 2012, pp. 23-31. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/559/55924950005.pdf
4. Peñuela, M, Paternina del Río, J, Moreno, D, Camacho, L, Acosta, L. El uso de los smartphones y las relaciones interpersonales de los jóvenes universitarios en la ciudad de Barranquilla. Salud, Barranquilla. 2014; 30(3): 335-346. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-55522014000300008&lng=en.
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