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Reflexión sobre el uso de las Redes Sociales

29 octubre, 2019

POR MILLIE JANE STUARDO LAKE – ESTUDIANTE DE INGENIERÍA COMERCIAL UFT

El filósofo y sociólogo francés Jean Baudrillard señala que la “obesidad de los sistemas del presente”, principalmente los sistemas de información, comunicación y producción han llevado al totalitarismo de lo idéntico (1). La homogenización de la sociedad a nivel global ha ido supeditando a los seres humanos del siglo XXI a responder de manera satisfactoria e inmediata a las exigencias sociales, laborales, económicas y culturales, que son uniformes, impidiendo el desenvolvimiento natural de cualquier corriente disidente que proponga otras metas.

Byung-Chul Han (2) propone en sus textos que esta homogeneidad ha traído consigo una violencia neuronal, “que resulta de la superproducción, el superrendimiento o la supercomunicación” y que dicha violencia “no es viral, puesto que no se deriva de ninguna negatividad inmunológica”, sino que más bien corresponde al intento del ser humano por responder a las demandas de la sociedad del rendimiento en que nos encontramos. En otras palabras, nos encontramos frente a una sociedad que establece ciertas metas uniformes a todos los hombres y exige alcanzarlas de manera inmediata. Esta violencia neuronal sería la causa final de la depresión, el estrés o síndrome de desgaste ocupacional.

Sin embargo, en la sociedad del rendimiento, el alcance de las metas ya no son demandadas por un agente externo (como un jefe en el caso laboral) si no, que la exigencia proviene del mismo individuo: la posibilidad del poder hacer sin límites es lo que dictamina la pauta de actuación (2). Slogans famosos como “imposible is nothing” o “just do it” resumen bien esta idea. Así, la sobre carga del hacer, la presión por rendir más en menos tiempo posible, termina por explotar al ser humano, derivándolo al desarrollo de una depresión. “En realidad, lo que enferma no es el exceso de responsabilidad e iniciativa, sino el imperativo del rendimiento, como nuevo mandato de la sociedad del trabajo tardomoderna”(2).

Y, dentro de este panorama actual, el rol que juegan las redes sociales es fundamental. La generación de contenido que en ellas se observa ha terminado transformándose en un absoluto moral: Debes hacer. Basta con observar Facebook o Instagram, ambas plataformas buscan, entre otras cosas, mostrar lo que se está haciendo. Revelar, en el sentido pleno de la palabra, que se está cumpliendo con el must do.

Gracias a la hiper-conectividad que han generado las redes sociales, se ha logrado generalizar la cultura del deber hacer, y funcionan tanto como fiscalizador social (a través de la presión social) como creador de pautas de actuación. Autores como Llano (2013); Cevallos (2015); Mejías (2015) y Bolaños (2015) (3) estipulan que el creciente uso de las Redes Sociales y la “generación de contenido” que en ellas se realiza, presenta una influencia importante en el quehacer de la sociedad, especialmente la juventud, determinando pautas de actuación e instaurando temáticas. Basta con leer las primeras líneas del prólogo de la obra El enjambre, de Chul Han:

Cojeamos tras el medio digital, que, por debajo de la decisión consciente, cambia decisivamente nuestra conducta, nuestra percepción, nuestra sensación, nuestro pensamiento, nuestra convivencia. Nos embriagamos hoy con el medio digital, sin que podamos valorar por completo las consecuencias de esta embriaguez. Esta ceguera y la simultánea obnubilación constituyen la crisis actual (4)

Resulta interesante plantearse la relación existente entre redes sociales, la cultura del hacer y el crecimiento de depresión a nivel mundial, que según la OMS afecta a más de 300 millones de personas (5). Según lo señalado anteriormente, la depresión sería, continuando bajo el alero del pensamiento de Byung-Chul Han, “No poder-poder-más, (lo que) conduce a un destructivo reproche de sí mismo y a la autoagresión” (2), exacerbado también por la negación de la individualidad. En el fondo, el terror de Ray Bradbury expresado en su Fahrenheit 451, se ha hecho realidad.

En un país como Chile, que lidera el porcentaje de población con depresión, según un informe del Centro de Estudios del Conflicto y la Cohesión Social (COES) publicado a principios de 2019 (6), resulta importante cuestionarse de qué manera las redes sociales impactan en las cifras.

Estamos viviendo en una época donde luchamos, creemos y pensamos lo que la pauta temática establecida por las redes sociales. Es por ello que al momento de enfrentarnos a conflictos nuevos no sabemos qué hacer, como reaccionar, ni si quiera se tiene claro las emociones y sentimientos que ello provoca. Porque la individualidad, ha sido diezmada por las redes sociales.

Tal vez, frente a este fenómeno, debería existir una preocupación mayor por aprender a utilizar las redes sociales siendo conscientes que ellas instauran discursos, modos de comportamientos, “pautas de contenido”. En el fondo, acercarse a estas plataformas que, claro está, prestan muchos servicios favorables, pero comprendiendo que no son “inocentes”. Ahora que está en boga el desarrollo del pensamiento crítico, tanto en la educación secundaria como en la superior, sería interesante aplicar ello a la utilización de las redes sociales, incluso como medida de cuidado de la salud mental, especialmente, de la juventud.

Referencias

(1) J. Baudrillard, La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos, Barcelona, Anagrama, 1991.

(2) Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, España, Herder, 2012.

(3) MSc. Kelly Deysi Hernández Mite, Et Al. “Las redes sociales y adolescencias. Repercusión en la actividad física”, en Revista Universidad y Sociedad, Vol 9, n° 2, Cienfuegos, abril-jun 2017.

(4) Byung-Chul Hanm El enjambre, España, Herder, 2012

(5) https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression visitado el 14-10-2019

(6) https://coes.cl/destacado-depresion-en-chile-estudio-elsoc-revela-diferencias-significativas-de-salud-mental-a-partir-de-variables-socioeconomicas-geograficas-educacionales-y-de-genero/ visitado el 14-10-2019

Imagen: http://ckgeek.ckweb.cl/2018/04/el-gran-problema-de-las-redes-sociales.html