“El incremento del mercado y del consumo de drogas demuestra que vivimos en un mundo sin esperanza, carente de propuestas humanas y espirituales vigorosas. Como consecuencia de ello, numerosos jóvenes piensan que todos los comportamientos son equivalentes, pues no llegan a distinguir el bien del mal y no tienen el sentido de los límites Morales”1, así lo afirmaba Juan San Juan Pablo II.
Ciertamente nos encontramos en una época en donde existen las más hondas angustias del ser humano en cuanto a su identidad y su destino. El hombre, se encuentra desorientado y la manifestación de la trascendencia es buscada en horizontes distintos, divagando en el verdadero encuentro de su plena realización.
El cambio de época, es un factor influyente en la escala de valores y en el comportamiento del ser humano, gran parte de la sociedad, busca como fin último su realización personal sin importar las consecuencias ni el camino que los lleve a alcanzar esta plenitud. Podría decir, que nos encontramos frente a una cultura hedonista, en dónde la búsqueda del placer, se ha encontrado a través de sustancias tóxicas, como lo es el consumo de las drogas, que hace experimentar en el hombre diferentes satisfacciones como respuesta a los vacíos existenciales. Ya lo explicaba muy bien San Juan Pablo II en su mensaje a la conferencia internacional sobre el abuso y el tráfico ilícito de drogas en Viena: «Es preciso reconocer que se da un nexo entre la patología mortal causada por el abuso de drogas y una patología del espíritu, que lleva a la persona a huir de sí misma y a buscar placeres ilusorios, escapando de la realidad, hasta tal punto que se pierde totalmente el sentido de la existencia. Algunos factores, como la ruptura familiar, las tensiones en las relaciones humanas, el aumento del desempleo y los modelos infrahumanos de vida, favorecen esta alienación. De hecho, en la raíz de estos males se encuentra la pérdida de valores éticos y espirituales»2.
El uso de la droga inflige muy graves daños a la salud y a la vida humana. Fuera de los casos en que se recurre a ello por prescripciones estrictamente terapéuticas, es una falta grave. La producción clandestina y el tráfico de drogas son prácticas escandalosas; constituyen una cooperación directa, porque incitan a usarlas, lo cual es algo gravemente contrario a la ley moral.
Es a estas problemáticas que sea dan frecuentemente en la sociedad actual, que nosotros conociendo la ley natural, nos vemos en la obligación moral de dar respuesta a este mal de la droga en nuestro tiempo. Dar una respuesta, una acogida desde la fuerza transformadora del amor, creer en la fuerza transformadora del amor. De verdad el amor puede más; el amor es más fuerte. Todos, especialmente quienes atraviesan por un problema, necesitan de la fuerza transformadora del amor: el único lenguaje que, finalmente logra hacerse entender por todos. Lo ha destacado claramente el Papa Benedicto XVI, en su primera Carta Encíclica «Deus Caritas Est». Haciendo mención a que el amor es lenguaje comprensible, también para adolescentes y jóvenes en dificultad.3 Para ello es necesario enfrentar oportunamente el flagelo de la droga, que en todos los niveles sociales, la familia sufre también este impacto.4
Prevención del consumo de drogas, el rol de la educación en los valores.
La familia, que es la primera responsable de sus hijos y la sociedad son fundamentales en la educación de la prevención de drogas, “La lucha contra el azote de la toxicomanía es tarea de todos los hombres, cada uno de acuerdo con la responsabilidad que le corresponde”.5
Debemos reconocer que muchas veces los padres y educadores no se encuentran preparados, o bien, se sienten desalentados en dar respuestas. Por cual es muy necesario que aquellos que tienen alguna función educativa, estos temas, que ayuden a formar la conciencia de los jóvenes, ellos más que nunca necesitan formar su conciencia, desarrollar positivamente relaciones entre sus pares y, por supuesto, entrar en la dimensión de su vida interior. Por lo tanto el valor insustituible de la educación, que es indispensable para formar integralmente a la persona y avanzar en el camino de la equidad y la integración social.6
El rol de la educación es esencial para la prevención de drogas en los jóvenes, por lo tanto esta intervención educativa debe imperar en la racionalidad, el afecto y la fe. Es la forma de recuperar los valores humanos que podrán llenar los vacíos que existen en la juventud. Pero hay una necesidad de trabajar en la prevención, con nuevos métodos de innovación que permitan alcanzar la plena realización del hombre. No podemos olvidar, que es una responsabilidad social, también del Estado contribuir a la lucha contra la existencia de las drogas, no permitir el abuso, el tráfico e informar la sociedad sobre los efectos perniciosos que trae.
Rehabilitación
La mayoría de las veces, la rehabilitación es el camino más difícil. Los tratamientos no siempre son los más efectivos para la recuperación de este flagelo.
Primeramente, se debe conocer al hombre que se droga, conocer sus intereses, sus problemas, sus vacíos, sus motivaciones y capacidades. Se les debe centrar en conocer su dignidad, la que es propia de todos los seres humanos, pues la conciencia moral y la libertad son los signos más claro de dignidad, es ahí la tarea educativa de la sociedad. En dónde la libertad moral está absolutamente unidad a la verdad y esto es lo que lleva al hombre a su plenitud, a su verdadera realización.
“El camino es mediante una confiada reactivación de la voluntad orientada hacia ideales nobles y seguros, pues el miedo al futuro y al compromiso en la vida adulta, que se observa en los jóvenes hoy en día los vuelves particularmente frágiles, con tendencia a encerrarse en si mismos; las fuerzas de la muerte los empujan a entregarse a la droga y a la violencia, e ir a veces hasta el suicidio”.8
Todos gozamos ser amados por Dios y en el encuentro con Él, llegamos al fin de los males que se desarrollan en este tiempo. Es quién no abandona, “la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.9
Conclusión
Y como diría San Pablo: «Nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios».10 Esta es la esperanza del creyente, Dios NO abandona. Si cada uno de nosotros permanece unido a Cristo puede realizar grandes cosas11, cada uno es importante, porque es conocido y querido por Dios; y Dios tiene un proyecto para cada uno. “Debemos descubrirlo y corresponder a él, para que, a pesar de estas situaciones de precariedad y marginalidad, sea posible realizar el proyecto de Dios sobre nosotros”.12 A pesar de los males de nuestros tiempos, de la cultura relativista en la que se encuentran insertos algunos de nuestros jóvenes, debemos mostrarles el camino, la verdad y la vida13. La sociedad, la familia, la educación y la Iglesia deben ayudar a los jóvenes porque ellos representan un enorme potencial para el presente y futuro de la iglesia y de nuestro pueblo14, “ellos tienen la capacidad para oponerse a las falsas ilusiones de felicidad y a los paraísos engañosos de la droga.15”.
Hoy es difícil hablar de Dios a los amigos y tal vez resulta aún más difícil hablar de la iglesia, hoy los jóvenes y el hombre en general, ve a Dios como el límite de nuestra libertad, un Dios que se reduce solo a mandamientos, prohibiciones y a la iglesia como una institución que limita nuestra libertad, que nos impone prohibiciones. Debemos tratar de presentarles a la Iglesia viva, no esa idea de que es un centro de poder en la Iglesia con estas etiquetas, sino las comunidades de compañía en las que, a pesar de todos los problemas de la vida, que todos tenemos, nace la alegría de vivir.16
La Iglesia, que es madre no abandona a nadie, es fiel a mandato de Jesucristo, está ahí sobre todo con los que sufren y por supuesto no abandona a los que han caído en la droga. Es su obligación y deber moral, ayudarles a tener una vida digna, ayudarles a poner a Cristo, en sus vidas y su vida estará llena de su amor, será una vida fecunda.17
Referencias
(1)Discurso del Santo Padre Juan Pablo II, con ocasión del congreso sobre el fenómeno de la droga. Consejo pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios, 1997. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/1997/october/documents/hf_jp-ii_spe_19971011_salute_sp.html
(2) Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II al director ejecutivo del programa de la ONU para el control de drogas. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/letters/1996/documents/hf_jp-ii_let_19960615_drogas_sp.html
(3) Catecismo de la Iglesia Católica: 2291.
(4) Monseñor Ricardo Ezzati. Seminario regional: «El tratamiento sí funciona», Importancia de la familia y la comunidad en el logro del tratamiento y reinserción de personas con consumo problemático de drogas, 2009. http://noticias.iglesia.cl/noticia.php?id=10247
(5) Documento de Puebla: 577
(6) Discurso del Santo Padre Juan Pablo II, con ocasión del Congreso sobre el fenómeno de la droga. Consejo pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios, 1997. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/1997/october/documents/hf_jp-ii_spe_19971011_salute_sp.html
(7) Monseñor Cristian Caro Cordero. Te Deum, 2008. http://documentos.iglesia.cl/conf/documentos_sini.ficha.php?mod=documentos_sini&id=3735&sw_volver=yes&descripcion=
(8) Intervención de monseñor Javier Lozano Barragán, jefe de la delegación de observación de la Santa Sede, en la XX sesión especial de la asamblea general de las Naciones Unidas, Nueva York, 1998. http://www.vatican.va/roman_curia/secretariat_state/1998/documents/rc_seg-st_19980610_barragan-onu-droga_sp.html
(9) Rom 5, 5.
(10) cf. Rm 8, 34-39.
(11) Benedicto XVI. Discurso a los jóvenes de Italia, 2008. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2008/july/documents/hf_ben-xvi_spe_20080717_barangaroo_sp.html
(12) Benedicto XVI. Respuesta a las preguntas de los jóvenes durante la vigilia de oración en Loreto, 2008. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2007/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20070901_veglia-loreto_sp.html
(13) cf. Jn 14, 6.
(14) Monseñor Cristian Caro Cordero. Homilía Te Deum, 2008. http://documentos.iglesia.cl/conf/documentos_sini.ficha.php?mod=documentos_sini&id=3735&sw_volver=yes&descripcion=
(15) Documento de Puebla: 87
(16) Benedicto XVI. Respuesta a las preguntas de los jóvenes durante la vigilia de oración en Loreto, 2007. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2007/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20070901_veglia-loreto_sp.html
(17) Discurso del Santo Padre Francisco de bienvenida a los jóvenes, en la Jornada Mundial de la Juventud, 2013. http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/july/documents/papa-francesco_20130725_gmg-giovani-rio.html